viernes, 9 de junio de 2017

TEORÍAS DEL DESARROLLO

ELSA BERMÚDEZ SERRATO
Doctorante del Doctorado de Ecoeducación, Desarrollo y Comunidades de Aprendizaje
9 de junio del 2017

Introducción
El desarrollo conceptualmente implica un cambio positivo, una transformación hacia una situación mejor por lo tanto, conlleva un proceso de movilidad de un estado latente a un estado de plena realización.
Las teorías construidas sobre el desarrollo son sistematizaciones de experiencias, son corrientes del pensamiento que diseñan estrategias que persiguen escenarios de bienestar, encontrando a los clásicos como Adam Smith, Marx, Keynes, Friedman y más actuales como Sen o Max Neff. (Jurado Nájera, 2013)
Sin embargo, el concepto referido a lo largo de la historia y en su relación con la política tiene otras aristas, el desarrollo es resultado de una intervención externa y de cambios en las relaciones de poder dentro de la sociedad. Debido a la disparidad de ideas, valores e intereses al momento de gestionar una sociedad tenemos que preguntarnos ¿En base a qué intereses y proyectos de dominación o de hegemonía se proclama lo que hay que entender como “bien común”,  “interés público” o “necesidad de todos”?,  siendo relativas a las maneras como los que dominan en una sociedad a través del poder político o poder fáctico entienden y extienden a la sociedad como una verdad.
El desarrollo exógeno analiza el desarrollo a partir del dominio del mercado mundial, la economía crece al ritmo que las economías más desarrolladas permiten por lo tanto, las más débiles crecerán en la medida que se desarrollen las más fuertes. La planificación del desarrollo se ejecuta desde un ámbito central que es el Estado y se concentra en el análisis de las variables económicas como el PIB o la balanza comercial.
Exógeno implica “desde afuera” basado en la gran empresa y la inversión e influencia extranjera, competitividad entre territorios para atraer inversiones de grandes empresas. (Boisier, 2013)

El desarrollo endógeno trata de una aproximación territorial al desarrollo, que hace referencia a los procesos de crecimiento y acumulación de capital de una localidad a un territorio, que tiene cultura e instituciones que le son propias en las que se basan las decisiones de ahorro e inversión. (Vázquez Barquero, 2007, pág. 184) Desde esta perspectiva, las iniciativas de desarrollo local se pueden considerar como las respuestas de los actores públicos y privados a los problemas y desafíos que plantea la integración de los mercados en la actualidad.
El desarrollo endógeno es una interpretación que incluye diversos enfoques, que comparten una misma lógica teórica y un mismo modelo de políticas. Se trata como se menciona anteriormente, de una aproximación territorial al desarrollo en cuya base se toman las decisiones de inversión dando respuesta los actores locales, a los desafíos de la globalización. La teoría del desarrollo endógeno integra y da cohesión a visiones diferentes del desarrollo, como el desarrollo autocentrado,  humano,  sostenible o el llamado desarrollo desde abajo.
La teoría del desarrollo endógeno analiza los mecanismos de la acumulación de capital y las fuerzas que están detrás de las fuentes inmediatas del crecimiento. El crecimiento económico es un proceso caracterizado por la incertidumbre  y condicionado por el cambio del mercado y por las decisiones de inversión de los que proponen, por lo que debería entenderse como un proceso en movimiento. Las empresas toman sus decisiones de inversión teniendo en cuenta sus capacidades y los recursos específicos del territorio en el que están localizadas, por lo que el análisis del crecimiento se enriquece ampliándolo desde la perspectiva territorial, dándole a la sociedad civil un papel protagónico en la definición y ejecución del futuro de la economía.
Existen diversos enfoques del desarrollo endógeno según Vázquez Barquero (2007). Las visiones populistas del desarrollo, como el desarrollo autocentrado o el desarrollo participativo, surgen como reacción a la insatisfacción que generó el agotamiento del modelo de desarrollo desde fuera, que era la interpretación dominante en los años sesenta y setenta. La visión del desarrollo humano, por su parte, ha tenido una presencia creciente desde principio de los años noventa. Las nuevas formas de cooperación internacional han estimulado la ejecución de programas dirigidos a la disminución de la pobreza, aunque tendría que analizarse su efectividad, y a la promoción empresarial mediante iniciativas de desarrollo que utilizan las capacidades de la población.
Como señaló Aydalot (1985) al referirse al desarrollo autocentrado, se podría argumentar que los dos enfoques anteriores tienen un carácter voluntarista. Sin embargo, la visión evolutiva del desarrollo analiza el progreso económico y la transformación de las localidades y territorios en función de los procesos de acumulación de capital y de la competitividad de las ciudades y regiones, lo que hace más robusta la teoría del desarrollo endógeno (Aydalot, 1985). Pero, quizás sea la visión estratégica la que ha logrado mayor aceptación entre los actores locales ya que permite mostrar las respuestas más eficaces para combatir la pobreza, crear empleo y mejorar la competitividad.
Un caso de particular interés es el Centro Tecnológico do Couro, Calçado e Afins (CTCCA), de Novo Hamburgo, Rio Grande do Sul, en Brasil, que es una entidad privada sin fines de lucro que se fundó en 1972. Surgió con el objeto de apoyar a las empresas del calzado en la entonces emergente actividad exportadora, prestándoles servicios que les permitieran mantener la calidad de los productos y gozar de la cualificación que los mercados internacionales requieren. Después de más de treinta años se ha convertido en una institución capaz de estimular las actividades de investigación y desarrollo de productos y de procesos en la industria del calzado de Brasil. (Vázquez Barquero, 2007, pág. 199).
En México existen ejemplos también de empresas que se gestaron desde modestos negocios familiares o microempresas locales y que se han expandido a distintos niveles, muchos de ellos con recursos naturales o materiales que se producen localmente.
Cualquiera que sea el enfoque que se adopte, las políticas de desarrollo tienen que construirse a partir de factores económicos, sociales, ambientales, institucionales, políticos y culturales que se combinan de forma única en cada localidad, en cada territorio. Por ello, la política de desarrollo endógeno sostiene que las iniciativas de desarrollo difieren de un territorio a otro, de una localidad a otra.
Concluyendo la referencia a este tipo de desarrollo, con frecuencia las iniciativas a las que ha dado lugar este enfoque endógeno tienen un carácter asistencial y se quedan cortas a la hora de promover procesos de desarrollo, económica y socialmente sostenibles. Teniendo que analizarse de forma detenida y profunda la viabilidad de las iniciativas y sus repercusiones a mediano y largo plazo.

El desarrollo local y local comunitario frecuentemente se asocia a la capacidad de una comunidad local para utilizar el potencial de desarrollo existente en un territorio o región determinada y dar respuesta a los desafíos que se le plantean en un momento histórico,  en la actualidad son persistentes estos cambios como resultado del proceso de globalización y las exigencias que esto conlleva.
Esta visión implica una valoración positiva, frecuentemente optimista, del papel que juega el potencial de desarrollo existente en todo tipo de territorios, que permitiría a las comunidades locales dar la respuesta productiva adecuada y satisfacer las necesidades de la población (Vázquez Barquero, 1988; Alburquerque, 2001a).
Un ejemplo en Michoacán, es lo que se ha desarrollado a partir de la CODEMI (Comunicación para el desarrollo de Michoacán), que es una asociación civil que promueve la marca “consume lo que Michoacán produce”, que ha logrado a quince años de su constitución, actividades de vinculación y promoción de distintos productos elaborados por aproximadamente 350 micro y pequeñas empresas michoacanas, apoyando a la creación y conservación de más de cuatro mil empleos directos y más de 5 mil indirectos. (http//www.cambio de michoacán.com.mx/nota-n18432, 2017)
Teniendo como escaparate para su promoción el evento denominado Expo “consume lo que Michoacán produce”, realizado con regularidad en los jardines del centro de convenciones, y en el que próximamente celebrarán su 38ª emisión, además de la tienda abierta al público de manera permanente: “Pasión por Michoacán” que ofrece más de 2500 productos elaborados por las micro y pequeñas empresas michoacanas, posibilitando un círculo de ganar-ganar al consumir directamente del que lo produce, lo cual permite adquirir los productos a un precio aceptable.
Otro ejemplo en nuestro estado, enfocado no precisamente al desarrollo de empresas, pero sí al fomento y apoyo de la economía local e impulso a los comercios en crecimiento, es la campaña que se gestó desde mediados del 2014 y que continúa vigente denominada “Haz barrio”, donde se invita a la cuidadanía a comprar en los pequeños comercios que se encuentran en las colonias.
Esta campaña es apoyada por organizaciones de empresarios michoacanos, como Canaco, Canacintra, Papeleros Unidos de Michoacán, Canirac y agrupaciones de transporte público, de las cuales sus representantes también sumaron su voluntad en la pega de los hologramas al público en general para su promoción. (https//www.quadratin.com.mx/morelia/Arranca-campana-Haz-Barrio-en-Morelia/, 2014)

Se considera en el desarrollo local, que las necesidades de la población estarían bien cubiertas y el éxito de las iniciativas garantizado cuando la población define, asume y controla los proyectos por muy limitados que sean los recursos de que dispone y las inversiones que se realizan. Además, valora la utilidad de los recursos de todo tipo existentes en un territorio, y considera que lo importante son los factores y las capacidades del territorio, que constituyen el patrimonio sobre el que basar la generación de renta y la satisfacción de las necesidades. Considera, también, que la acción ciudadana es la base de las políticas de desarrollo, por lo que las acciones públicas más eficientes serían las que se diseñan y se gestionan de abajo, y además concede un valor democrático a la política de desarrollo y a las decisiones de los ciudadanos para satisfacer sus necesidades.
A pesar de sus aspectos positivos, el desarrollo autónomo es un enfoque que puede presentar importantes debilidades. Ante todo, no considera que sea preciso articular los procesos de desarrollo en función de la acumulación de capital; ni que el ahorro y la inversión sean mecanismos necesarios si se desea la continuidad a largo plazo del progreso económico y social; y puede no tener clara la atención particular a mecanismos que faciliten su sostenibilidad económica. Frecuentemente, se desconoce la importancia de introducir conocimiento en los procesos de producción y no se valora adecuadamente la importancia de la organización de la producción para obtener rendimientos crecientes o se salen de control. Por último, esta visión del desarrollo no argumenta suficientemente que las economías locales están integradas en los sistemas productivos nacionales e internacionales y que, de una forma u otra, se ven afectados por los propios procesos en los que participan.
Muchas veces las propuestas son aisladas y no consideran realizarse desde una perspectiva integrada u organizada. Por otro lado, las iniciativas locales no obedecen a una política redistributiva del estado sino que su objetivo es impulsar la creación y desarrollo de empresas en un mundo cada vez más integrado, lo que a largo plazo permite la creación de riqueza y empleo. Sin duda, cuando los resultados son positivos afectan favorablemente a la mejora de la equidad dentro de la economía local, pero no se trata de una política de bienestar con impacto profundo, persistente y abarcativo.
Con lo anterior no se desconoce lo importante que es el desarrollo local para el mejoramiento de la economía sin embargo, para que sea un beneficio equilibrado, se tiene por delante el desafío de la coordinación estratégica con las acciones y políticas de las administraciones del estado y de las organizaciones privadas, que es posible realizar a través de instrumentos como la planificación y gestión estratégica que busque el beneficio común.

En las últimas décadas el desarrollo desde el enfoque de la economía social ha recibido una atención creciente y se han difundido las estrategias y las políticas que propugnan el surgimiento y desarrollo de iniciativas, basadas en la solidaridad, la autonomía de las comunidades locales (y, por lo tanto, de los países) y la utilización de los recursos y potencialidades de que disponen los territorios, se argumenta que la economía social permite superar la separación entre capital y trabajo e introducir la solidaridad en el propio proceso económico por lo tanto, desde esta perspectiva, la solidaridad estaría en el centro de la producción, de la acumulación, de la distribución y del consumo.
El sistema económico es social y debe ser solidario; reconocer al ser humano como sujeto y fin; conducir a una relación dinámica y equilibrada entre sociedad, Estado y mercado, en armonía con la naturaleza; y tener por objetivo garantizar la producción y reproducción de las condiciones materiales e inmateriales que posibiliten el buen vivir.
A diferencia de las visiones tradicionales del desarrollo, no se diga del neoliberalismo, el valor básico de la economía, en un régimen de Buen Vivir, es la solidaridad.
Que la economía sea social podría ser visto incluso como una cuestión innecesaria, pues cualquier economía de hecho es social. Sin embargo, asumiendo el momento histórico del debate constituyente, cuando se comenzaba a transitar hacia una fase postneoliberal, está definición de economía social cobra sentido. Sintetizaba un esfuerzo por recuperar lo social en la economía, que había sido prácticamente hipotecado como consecuencia del dogma neoliberal. La expansión del neoliberalismo parecería que fue inversamente proporcional a la equidad social, al provocar un estado de constante violación a los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales. Recordemos que la búsqueda de la libre competencia dio paso a un proceso que en realidad anima al canibalismo económico entre seres humanos y que terminó por alentar la especulación financiera, ya no solo en el ámbito de la especulación de los capitales, sino también en el energético, alimentario y de la vivienda. Al alentar la libre competencia, sobre todo desprovista de normas para regular los mercados, además, se propicia la concentración oligopólica o directamente la monopólica, tendencia consustancial capitalismo. (Coraggio, 2011, pág. 16)
En la construcción del concepto del Buen Vivir se cuestionan algunas de sus bases fundamentales ancladas en la idea de progreso (desde su visión productivista), y a la vez se abren las puertas a otras opciones alternativas. El Buen Vivir no es, entonces, un desarrollo alternativo más dentro de una lista de opciones, sino que se presenta como una alternativa a todas esas posturas. El Buen Vivir, en suma, aparece como una oportunidad para construir otra sociedad sustentada en la convivencia del ser humano en diversidad y armonía con la Naturaleza, a partir del reconocimiento de los diversos valores culturales existentes en cada país y en el mundo, en la medida que estos se sintonicen con estos principios fundamentales de la humanidad.
La economía social surge espontáneamente como respuesta de la sociedad a las carencias sociales (en el empleo, en la vivienda, en la calidad de vida) que ni el mercado ni el estado son capaces de atender. Se trata de emprendimientos orientados al bienestar social, que realizan las cooperativas, las micro y pequeñas empresas, las cajas de ahorro, y las instituciones sin ánimo de lucro, en las que prima el trabajo realizado por los miembros que participan en la gestión, y en donde las decisiones se toman de forma democrática entre sus miembros. Sería, como la expresión de la capacidad creadora de la sociedad, que responde a los desafíos que plantea el desarrollo económico y el cambio social en un mundo cada vez más integrado.
Este enfoque parte de la idea de que no hay verdadero desarrollo si los ciudadanos, los beneficiarios del desarrollo, no participan en el diseño, ejecución y control de las iniciativas de desarrollo.
Ahora bien, los territorios no son homogéneos ni económica ni socialmente y ello condiciona tanto la creación de instituciones como su transformación. En aquellos territorios en los que existen fuertes desigualdades económicas y sociales y en los que los procesos de integración económica no han permitido mejorar la equidad interna, su continuidad en el tiempo suele crear instituciones económicas y sociales que favorecen a los grupos de interés más influyentes. La persistencia de las desigualdades internas limita el cambio institucional que es necesario para la inclusión de las clases medias y de los pobres en los procesos de cambio, para el desarrollo económico, y para la reducción de la pobreza. En estas condiciones tan solo desde el estado nacional se podría inducir la cooperación entre los diferentes grupos sociales de la comunidad local.

El desarrollo sustentable ha sido definido de varias formas, la más frecuentemente usada proviene del informe conocido como "Brundtlant Commission: Our Common Future" de 1987 que dice:
"El desarrollo sustentable es un desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de futuras generaciones de satisfacer sus propias necesidades". Esta definición incluye dos conceptos claves:
Necesidades: en particular las de los más pobres del mundo, a las que se les debe dar prioridad y limitaciones: impuestas por el estado de la tecnología y de la organización social a la habilidad del medio ambiente de satisfacer las necesidades presentes y futuras.
También implica una preocupación por la equidad social entre las distintas generaciones, una inquietud que lógicamente debe ser extendida a la equidad dentro de cada generación.
Los objetivos del desarrollo social y económico de todos los países, desarrollados o en vía de desarrollo, deben estar alineados con la definición de desarrollo sustentable en términos de la sostenibilidad, sin importar si se basan en sistemas económicos orientados a una economía de mercado o a una planificación central.
Actualmente un vasto número de personas en países en desarrollo no tiene satisfechas sus necesidades básicas, la pobreza es endémica, como tampoco tienen la oportunidad de mejorar sus condiciones de vida. Ésta situación hace al mundo muy propenso a sufrir crisis humanitarias, económicas y ecológicas que afectan el desarrollo, es por esto que satisfacer las necesidades básicas de todas las personas y ofrecerles la oportunidad de una mejor calidad de vida son los mínimos requerimientos para lograr un desarrollo sostenible.
La numerosa población mundial, las desigualdades económicas y sobreexplotación de recursos han provocado un desequilibrio ambiental   que conlleva una escasez de recursos naturales, además de la desigual distribución de los mismos, haciéndose necesario que el crecimiento demográfico esté en armonía con la capacidad productiva del sistema. Debe haber un desarrollo tecnológico que permita el sostenimiento de una mayor población sin aumentar la presión y el daño en el medio ambiente para asegurar los recursos a generaciones futuras.

BIBLOGRAFÍA
https//www.quadratin.com.mx/morelia/Arranca-campana-Haz-Barrio-en-Morelia/. (14 de junio de 2014). Recuperado el 22 de abril de 2017
http//www.cambio de michoacán.com.mx/nota-n18432. (15 de marzo de 2017). Recuperado el 22 de abril de 2017
Aydalot, P. (1985). Economía regional y urbana. París: Cahiers de geographie du Québec.
Boisier, S. (28 de noviembre de 2013). Factores exógenos del desarrollo. Santiago de Chile, Chile.
Coraggio, J. l. (2011). Economía social y solidaria. El trabajo antes que el capital. Quito: Ediciones Abya- Yala.
Jurado Nájera, J. (28 de junio de 2013). Teorias del desarrollo. Lima, Lima, Perú.

Vázquez Barquero, A. (2007). Desarrollo endógeno. Teorías y políticas de desarrollo territorial. Investigaciones regionales, 183-210.

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